• Fatu Hiva
  • (1937)

Thor Heyerdahl nació el 6 de octubre de 1914 en Larvik, ciudad en la que también creció. Su padre, Thor, era propietario de una fábrica de cerveza, y su madre, Alison, dirigía la asociación de museos de Larvik y zonas aledañas. Ella fue la inspiradora del enorme interés de su hijo por los animales y las ciencias naturales. Este interés lo llevó a tener durante un tiempo un museo zoológico propio en las antiguas instalaciones de la cervecería de su padre. Thor dibujaba muy bien y, a la edad de ocho años, hacía dibujos imaginativos de las islas del océano Pacífico. Ya en ese momento, había decidido convertirse en explorador.

En la adolescencia, Thor Heyerdahl se interesó por las carreras campo a través y por dar paseos en todo tipo de terrenos. Con el tiempo, realizó numerosos paseos a las montañas del sur y del centro de Noruega, donde aprendió a vivir respetando la naturaleza, con medios sencillos. Heyerdahl y su amigo Erik Hesselberg realizaron viajes aún más lejanos, exploraron los campos nacionales de Rondane y Jotunheimen, en los que vivían a cielo raso o en iglúes que construían en la nieve. Heyerdahl iba siempre acompañado por su perro groenlandés Kazán.

Thor Heyerdahl caminando por la montaña con Liv

En 1933 Heyerdahl conoció a Liv Coucheron Torp, una joven dos años menor que él. Enamorados comenzaron de inmediato a dar paseos por el bosque.

En uno de esos paseos, Thor le preguntó a Liv si deseaba irse con él a una isla del Pacífico. Su deseo era vivir lejos de la civilización occidental, prefería vivir con sencillez, como muchas personas aún lo hacían en las islas del Pacífico. No fue difícil convencerla y se decidieron por la isla Fatu Hiva, ubicada entre las islas Marquesas de la Polinesia Francesa.

Se casaron en la Nochebuena de 1936. Al día siguiente, pusieron rumbo hacia Fatu Hiva. Thor tenía 22 años de edad y Liv solo 20.

En el camino visitaron Tahití donde conocieron al cacique Teriieroo que ofreció a la joven pareja buenos consejos para su largo camino.

Thor Heyerdahl y Liv en el paraíso

Mientras vivía una vida repleta de aventuras en Fatu Hiva, Thor Heyerdahl cumplía al mismo tiempo con el encargo de recoger caracoles terrestres e insectos para el profesor Kristine Bonnevie del Laboratorio de Zoología de Oslo. Este material constituiría la base de un futura tesis doctoral.

Escultura de piedra de Fatu Hiva

En Fatu Hiva, Thor y Liv se interesaron de inmediato en el modo en el que habrían llegado hasta allí los antepasados de los indígenas. El consenso imperante entre los antropó­logos era que toda la Polinesia habría sido habitada en un principio por los pueblos de Asia oriental. Heyerdahl comenzó a dudar de que esto fuera toda la verdad. Tanto en Fatu Hiva, como en una isla vecina, había podido contemplar arte prehistórico que le recordaba firmemente a las estatuas de piedra de la antigua América.

 

Un día Liv observó que en Fatu Hiva las olas siempre golpeaban contra su costa este. Así, ambos comenzaron a asociar ideas y a hacerse ciertas preguntas: ¿podrían los indios de América del Sur de la época precolombina haber navegado llevados por vientos y corrientes hasta la Polinesia?

Expertos en la materia no creían que los indios tuviesen embarcaciones que pudiesen llegar hasta distancias tan lejanas en el Pacífico. Gracias a eso, estas ideas no habían logrado convencer a Thor Heyerdahl y fue así como nació la idea base de su más famosa teoría científica.

Después de aproximadamente un año, Thor y Liv volvieron a Noruega. La vida en Fatu Hiva había sido más difícil de lo que habían previsto. La escasez de alimentos y la humedad en la vivienda fueron algunos de los motivos que hicieron que su paraíso prometido llegara a su fin.

Heyerdahl’s Expeditions